domingo, 24 de octubre de 2010

Afortunado

Afortunado



por Marisa F. Pascual

Yo sólo quiero tener como amigos a los afortunados. Afortunados los que saben que cuando una puerta bate contra nuestra nariz, cerrándose, hay otra que espera para ser abierta. Los que miran a cielo y siempre ven estrellas, los que nunca buscan los tres pies al gato. Los que tienen a quien cuidar, los que son cuidados, los que respiran hierba y lavanda en lugar de humo y asfalto. Los que respiran humo y asfalto porque no quieren respirar hierba y lavanda. Los que aman. Los amados. Los que sueña a diario con un mundo mejor y no lo proclaman, como algunos políticos, mitin por mitin. Los inocentes, ingenuos, sencillos, transparentes, limpios. Los disciplinados y entregados a su labor, porque el tiempo pone en su lugar a todo el mundo. Los que resisten. Porque como decía el maestro “el que resiste gana”. Los que repudian a los sátrapas e intolerantes y sectarios y antidemócratas. Los que no tienen cartas ocultas bajo las mangas de la camisa. Los que recitan versos que se pueda entender, porque hubo un tiempo en que la poesía resultaba hermética e ininteligible. Los que nuca se derrotan y saben que la felicidad también es eso: ir de derrota en derrota y ser capaz de levantase: el éxito es perder 1000 veces y no desesperar. Los inmunes a la tristeza y a la desesperación. Los que creen en la amistad más que en el color de las banderas (que no dejan de ser trapos). Los que enseñan sonrisas a pesar de que la procesión va por dentro. Los que no saben odiar y olvidan la palabra rencor. Los que persiguen un sueño… aunque sepan que nunca podrán alcanzarlo. Los que saben abrazar. Los que miran a los ojos cuando hablan. Los que creen que as mejores armas son las palabras. Los que no se dejan engañar por lo aparente, los que no contemplan ni el pasado ni el futuro, porque sabe que lo importe reside en el presente. Los que entre que al leer estas palabra dejan volar mariposas entre líneas. Los ilusionados, románticos, los ingenuos. Afortunados. Afortuados. Afortunados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En ti, Marisa, reside el esplendor de la sencillez que convierte en esencia esa entramado complejo de experiencias en que muchos son desterrados por la desorientación del espíritu.

De ese bagaje de consistencia en la pura vivencia de tus emociones, extraemos lo consustancial a tu virtuosismo de nobleza que tan excelentemente reflejas en tus letras.

Me siento orgulloso de contarme en la amistad que tu corazón te dicta con tan grata caligrafía moral.

F.Candela