lunes, 17 de enero de 2011

Atrapado entre dos fuegos, finalmente optó por quemarse

Para este mes proponíamos la siguiente frase para nuestra sección de microrrelatos:

Atrapado entre dos fuegos, finalmente optó por quemarse

Este es el resultado. Estos son los microrrelatos que nuestros colaboradores habituales han desarrollado.


Atrapado entre dos fuegos al final optó por quemarse, entre Pinto y Valdemoro, entre la espada y la pared. A mal tiempo buena cara, porque el tiempo todo lo cura pero no para él, su vida era una amalgama de historias inconexas en un tiempo impreciso. Consejos vendo pero para mí no tengo, se repetía. Agotado por el pasar de los días espera su momento como agua de mayo desde el día que salió de su mano con un horizonte por descubrir. Hoy tan solo es un libro del refranero español arrumbado en cualquier estantería dándole tiempo al tiempo para que se marchiten sus hojas.

Juan Fernández Segovia


Atrapada ente dos fuegos, finalmente optó por quemarse. Uno alegría y locura, chispas que alumbraban las noches como si fueran luceros. Otro, tranquilo, lento, de sonido calmo y calor seguro. Ella, yesca válida por cualquiera de los dos, pero... ¡ay! ¿Ser lucero en el universo y por siempre jamas, pasar inadvertida, durar un segundo en la memoria? ¿O petenecer a una hoguera lenta, ruidosa, de límites marcados, cuyo final sería, sin duda, morir en silencio para ser sustituida por otra, o peor aún, extinguirse con un cruel chorro de agua helada? Ninguna de las dos opciones eran factibles, y solo le quedaba la opción más cruel: arder por sí misma prendida por el calor desbordado de su corazón.

Marisa F. Pascual


Atrapado entre dos fuegos, finalmente optó por quemarse. Acaso era un témpano de hielo cuando el calor humano le amenazaba en vida; siquiera cariños eran entendidos como sensibilidades de esperanza porque en él fulguraba un infierno de indiferencia que creía ajena pese a la llamada de la humanidad que no le repudiaba. En realidad se consumía por la intransigencia del espíritu que le asfixiaba, creyendo en deidades ígneas que un día fueran a abrazarle y librarle de los sufrimientos.


Por eso cuando fue a salvar a aquellos que agonizaban en llamas, sintió el incendio propio de la vida y en la agonía se abrazó a ellos, presto para morir... y así encontraron las brasas conjuntas que él no quiso, en su último generoso gesto, dejar morir en soledad.


Ignacio Fernández Candela



La frase que porpone para el próximo mes es: "Me gustaría inventar un país contigo" de la canción Geografía de la Oreja de Van Gogh. Puedes mandar tu colaboración a quces@yahoo.es.

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