lunes, 4 de abril de 2011

Abril

Salir de ti y encontrarte cara a cara con el último día de marzo. Pregúntale qué hizo contigo ese mes partido en dos estaciones, qué ilusiones se partieron en trozos, qué sueños no volverás a soñar, qué lugares evitarán tu regreso. Pero pregúntale también por esa mirada que quedó clavada en mi pared, o las veces que la ternura picó como un jilguero en la piel áspera, los motivos que guardas en el corazón para no derrotarte. Necesitas la voz de Borges: “ausencia llamaré al murmullo del mar sobre tu cuerpo”.

Necesitas olvidar porque olvidar es una terapia en tiempos de crisis. Yo conozco fórmulas para el olvido, pero ninguna, confieso fue capaz de funcionar. También tengo fórmulas para el desamor, pero para qué negarlo, todas mis fórmulas son un solemne fracaso. Necesitas que gane tu equipo, el de tu barrio, el que pronuncias, necesitas… y necesitas también todas las declaraciones de amistad: amigos, bares, ánimo…vendrán tiempos mejores, no me falles. Y el amigo, o amiga, nunca falla. He aquí la mayor de las certezas. Necesitas que todas las lluvias tengan el aroma de todas las lluvias que moja la hierba, allí en tu pueblo, en tu árbol o entre las margaritas que nacen fuertes y coloradas en este abril que va a comenzar, pese a todo, pese a la guerra, el cinismo, la hipocresía, la mentira, el engaño, la cobardía, la censura, la intolerancia, pese a la lección de palabras de los púlpitos y estrados. Necesitas que la libertad escriba en las paredes tu himno indómito: “soy quien soy”, como Antonio Quijano. Necesitas aire. Vida sobre la vida, “Necesitas el murmullo de bar”, decía Borges “sobre tu cuerpo”. Ahora que empieza abril especialmente.

Marisa F. Pascual

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