Atrás quedaron las largas noches de verano en las que el tiempo no parece pasar y las tardes de siesta que acababan con nosotros como jóvenes amantes desnudos en un sofá, imitando a esos cachorros que juegan a mordisquearse los hombros.
Volverá la quietud de la rutina, la soledad de las tardes en casa, inventando mil excusas para no estar juntos. Retornarás solitario a tu sillón, al déjame que quiero ver tranquilo el partido, al si el fin de semana próximo hace bueno nos vamos de viaje… a tantas y tantas mentiras que salen desganadas de tu boca.
Volverá la quietud de la rutina, la soledad de las tardes en casa, inventando mil excusas para no estar juntos. Retornarás solitario a tu sillón, al déjame que quiero ver tranquilo el partido, al si el fin de semana próximo hace bueno nos vamos de viaje… a tantas y tantas mentiras que salen desganadas de tu boca.
Me transformaré de nuevo en ese ser silente que vaga del salón a la cocina y que mira entre los visillos la salida de un nuevo sol. Recorreré, a través del inmóvil reflejo del cristal, el reguero cristalino que deja la danza de las gotas entre el frío metal mientras una pareja cruza abrazada la plaza bajo un paraguas. Encenderé un cigarrillo esperando un nuevo verano que me haga sentir viva, amada y una vez más, lejos de ti.
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