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El descubrimiento de los restos de unos supuestos mártires cristianos (1558), en el Monte de Valparaíso, originó la creación de una abadía que, enseguida, fue lugar obligatorio de peregrinación para muchos devotos. Esto ocasionó que gran número de gitanos, que supuestamente llegaron con las tropas de los Reyes Católicos en 1492, acudieran a las cercanías en busca de limosna. Pronto decidieron asentarse en la zona y buscaron una recurrente solución para tener un techo en el que cobijarse.
Las Zambras son los bailes típicos sacromonteños asociados a los ritos nupciales gitanos y que
proceden de la tradición mora, tan arraigada en Granada. Se trata de un arte que emociona, lleno de color, vistosidad y sonido; el sonido armónico y vibrante de las guitarras que se fusionan a la perfección con las palmas, el taconeo y el incesante repicar de las castañuelas. La Zambra es un espectáculo único que, aún hoy, se sigue celebrando en los salones de las cuevas del Sacromonte. El público se coloca en paralelo a las rocosa
s paredes y el pasillo central es ocupado por las bailadoras que dan lo mejor de ellas, desprendiendo un poderío y un arte que rápidamente se contagia a todos los que, atónicos, disfrutan de la fiesta. No es difícil ser partícipe de la emoción, el vuelo de los volantes del traje de gitana te rozan la cara, el sonido de las palmas y los taconeos te ensordecen y la exaltación por estar viviendo algo excepcional se apoderan de los sentidos. Las Zambras son patrimonio del Sacromonte, son una herencia que no se puede perder.


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Fotografía: Juan F. Segovia
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