Oporto
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Una torre con pretensiones de faro que se abre paso entre los tejados para aspirar la brisa marinera. Al caer la tarde, cuando el sol baja a besar al Douro, cambia el frío de las campanas por el fulgor de centinelas hogueras, mira al río amansado y sueña con un mar donde las sabanas tendidas en las ventanas son las velas de los lejanos veleros movidas por el graznido de las gaviotas. Cae la noche y se duerme entre el estrépito de una lonja imaginaria para despertar cada mañana, anclada a la orilla de un río que quiso ser algo más, mientras sus campanas siguen sonando a algas y salitre.
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Juan F. Segovia
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1 comentario:
Muy bonita imagen, la verdad es que se palpa la tranquilidad y el sabor añejo de Oporto. Recomendable su visita.
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