sábado, 25 de septiembre de 2010

Tarde Naúgrafa

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Va la tarde naufragando en las rosas,
la niebla mata corzos por el monte.
Soy una órbita de huesos infectada de sueño.
Ese día,
ceniza de los últimos meses.
es mi día, mi centro.
Desde el estanque me mira una pupila
Insaciable de luz.
Se me afilan las nauseas,
el ser, la nieve, el mar.
Es la fuga
de todos los recuerdos tras las tapias de la lluvia.
Sé que me marcharé
anónimo transeúnte de mi ciudad amarga.
Por eso,
Aunque gota a gota el minuto vaya apagando astros
sin mi consentimiento
diré que vi los signos,
no sin cierta ternura:
venían a morir al lado de mi lámpara
las últimas avispas, por ejemplo.
o el metal jadeaba
creyendo no ser visto.
Diré que prometí despedazar mis sienes en el último vals.
Diré que fue mi muerte
dulce como una muerte dulce
como un sorbo de té para un buzo perdido.
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Marisa F. Pascual
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